In summary
Newsom está adoptando un enfoque estratégico, aunque arriesgado, al vincular muchos de los recortes presupuestarios estatales a la ayuda del gobierno federal. ¿Funcionará?
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¿Cómo afronta un gobernador liberal, demócrata, la poco atractiva tarea de recortar el presupuesto? Al trasladar mucha de la presión al gobierno federal.
Al revisar hoy el presupuesto de California hasta los $203 mil millones, el gobernador Gavin Newsom trazó un plan para llenar un enorme déficit al atar muchos recortes a la ayuda federal adicional. Si el gobierno federal aporta 1 trillón de dólares para los gobiernos estatales y locales que Newsom y otros gobernadores demócratas han solicitado, California no reduciría la financiación de las escuelas, universidades, parques, guarderías, atención médica y otros programas.
“El Presidente de los Estados Unidos, de un plumazo, podría apoyar la nueva Ley HEROES de Nancy Pelosi y se podrían eliminar estos recortes”, dijo Newsom, al presentar su propuesta para cerrar un déficit de 54,000 millones de dólares provocado por la pérdida récord de empleos durante la pandemia del coronavirus.
Es un paso estratégico, aunque arriesgado, ya que Newsom se dirige a un periodo de negociaciones presupuestarias con los legisladores del estado durante las próximas cuatro semanas.
Por un lado, los recortes propuestos por Newsom probablemente desatarán una avalancha de apoyo de grupos simpatizantes como profesores, bomberos y policías que podrían influir en las decisiones de la capital de la nación. Newsom disfruta de vínculos de larga data con la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, una compañera demócrata de San Francisco cuyo suegro fue socio de negocios del abuelo de Newsom. Y a pesar de las disputas con Donald Trump que definieron gran parte del primer año de Newsom en el cargo, logró establecer una relación de trabajo con el presidente. Se han estado elogiando públicamente desde que comenzó la pandemia.
Por otro lado, el líder del Senado republicano Mitch McConnell ya ha rechazado el último paquete de ayuda de Pelosi y anteriormente dijo que no apoyaría ningún “rescate de los estados azules”. La ayuda federal al nivel que Newsom quisiera —sin mencionar su aprobación antes de que los recortes al presupuesto estatal entren en vigor el 1 de julio— no es algo seguro.
“Necesitamos un Plan B”, dijo el asambleísta Phil Ting, un demócrata de San Francisco que preside el comité de presupuesto de la Asamblea.
“No creo que debamos depender sólo del gobierno federal… Si el dinero federal no llega, debemos pensar en otras opciones antes de hacer recortes”.
El homólogo de Ting en el Senado estatal sonaba más optimista de que el Congreso saldría adelante y que los recortes propuestos por Newsom no se llevarían a cabo.
“Se espera que los programas en la lista de recortes podrían crear una maravillosa oportunidad de abogacía para que los beneficiarios de esos programas se comuniquen con nuestros representantes en el Congreso y se aseguren que el estado obtenga los recursos que necesitan y así evitar los recortes en esas áreas”, dijo la senadora estatal Holly Mitchell, demócrata de Los Ángeles.
De hecho, a las pocas horas del anuncio de Newsom, la Asociación de Maestros de California comenzó a pedir a los californianos que llamaran a sus miembros del Congreso e instaran a la aprobación del paquete de ayuda de Pelosi.
Los legisladores ahora analizarán la propuesta de Newsom antes de que deban aprobar un presupuesto el 15 de junio. El senador republicano Jim Nielsen de Tehama rechazó rápidamente el enfoque de Newsom, diciendo que “confiar en los rescates federales no es una solución presupuestaria”.
Pero los republicanos son sólo una cuarta parte de la Legislatura, no un bloque lo suficientemente grande para ser influyente en las negociaciones presupuestarias.
En la actualidad, la mayoría de los demócratas de la Legislatura fueron electos desde la última recesión y ahora se enfrentan a su primer presupuesto sombrío. Hasta el brote de coronavirus, California había disfrutado de la recuperación económica más larga desde la Gran Recesión. Después de aumentar los impuestos en 2012, el estado administró sus finanzas con prudencia en los años buenos, pagando “una montaña de deuda” de $35 mil millones de los planes de préstamos internos y acumulando reservas significativas, todo lo cual ayudó a mejorar la calificación crediticia del estado.
No obstante, las pensiones de los empleados públicos han registrado desde entonces pérdidas récord. Esto hace que los funcionarios locales teman los recortes de servicios, los despidos e incluso la quiebra, ya que los gobiernos estatales y locales están obligados a contribuir más, incluso cuando tienen menos. CalPERS, por ejemplo, perdió $69 mil millones a medida que el mercado financiero mundial fue cayendo en picada a causa de la pandemia.
Y el exgobernador Jerry Brown, un pesimista que remaba a la derecha de muchos demócratas legislativos en busca de la austeridad fiscal durante su segundo mandato, advirtió en su presupuesto estatal final que los buenos tiempos no durarían para siempre.
“Lo que hay ahí fuera es oscuridad, incertidumbre, declive y recesión”, dijo Brown en 2018. “¡Así que buena suerte, queridos!”
La administración de Newsom proyecta un 24.5% de desempleo, una disminución del 21% en los nuevos permisos de construcción de vivienda y una caída de casi el 9% en los ingresos personales de California para el año fiscal que comienza el 1 de julio. Es un cambio radical con respecto a enero, cuando el gobernador presentó una ambiciosa agenda con un superávit de $5.6 mil millones.
Newsom reconoció que todo eso ha desaparecido “en un abrir y cerrar de ojos” mientras daba marcha atrás de muchas de sus propuestas de enero. El gobernador abandonó un plan para extender la cobertura de salud de Medi-Cal a los adultos mayores indocumentados de bajos ingresos y mayores de 65 años, una medida que podría causar fricciones con los demócratas legislativos que esperan apoyar a una de las comunidades más vulnerable al virus.
“Los inmigrantes son los pilares de nuestro estado y se han desempeñado como trabajadores esenciales durante esta crisis”, señaló la asambleísta Lorena González, demócrata de San Diego, en un comunicado. “Estamos decepcionados, pero no sorprendidos por las acciones del gobernador para retroceder en la salud para todos”.
La crisis, sin embargo, puede presentar oportunidades para Newsom. Había propuesto cerrar una prisión en los próximos cinco años. Ahora quiere cerrar dos prisiones, una en 2021 y otra en 2022. Eso probablemente lo pondrá en conflicto con el sindicato de guardias de prisiones que tradicionalmente ha tenido influencia en el Capitolio, pero si Newsom tiene éxito, pulirá su buena fe progresista en cualquier campaña política futura.
En líneas generales, el gobernador pidió que se redujera el déficit mediante la cancelación de los gastos no esenciales, la utilización de las reservas y los préstamos. Entre sus propuestas:
· Cancelar 6.1 mil millones de dólares en expansiones de programas y aumentos de gastos, incluyendo la detención de un pago extra de 2.4 mil millones de dólares al Sistema de Jubilación de los Empleados Públicos de California.
· Utilizar $16.2 mil millones del fondo principal para épocas difíciles del estado durante tres años, y aprovechar una reserva de la red de seguridad para compensar el aumento de los costos de los programas de salud y servicios humanos durante los próximos dos años.
· Transferir $4.1 mil millones entre cuentas para ayudar a equilibrar el presupuesto, al menos en papel.
· Suspender temporalmente y poner un tope a los créditos fiscales utilizados por empresas y contribuyentes ricos. Específicamente, suspender las pérdidas operativas netas y limitar a 5 millones de dólares la cantidad que un contribuyente puede reclamar en créditos en cualquier año fiscal. La medida generaría $4.4 mil millones en 2020-21 para aumentar la financiación de las escuelas y colegios comunitarios y mantener otros servicios básicos.
California podría considerar a sus contribuyentes de otras maneras también, aunque no está claro si los votantes estarán dispuestos a ayudar. Los sindicatos y los grupos educativos están impulsando una medida en la votación de noviembre para revisar la Proposición 13, el tope histórico del impuesto a la propiedad en California, para ayudar a evitar mayores recortes a los gobiernos locales y las escuelas públicas. La campaña Schools and Communities First estima que la iniciativa podría aportar $12 mil millones al año mediante el aumento de los impuestos sobre la propiedad comercial.
Newsom no ha respaldado la propuesta, a la que se oponen vehementemente los intereses empresariales, pero dijo que no ha descartado pedir a los votantes algún tipo de aumento de impuestos.
“Estamos considerando otros enfoques, incluyendo otras estrategias de ingresos”, explicó. “Continuaremos las conversaciones con la Legislatura, con los líderes de todo el estado y esperamos poder ayudar a guiar algún consenso sobre lo que es más apropiado proponer a los votantes”.
Mientras tanto, cerca del 26% de las soluciones presupuestarias de Newsom dependen de recortes que dijo que se eliminarían si se consigue suficiente ayuda federal.
“Estamos haciendo todo lo posible para ayudar a apoyar a las personas necesitadas, pero ahora necesitamos que el gobierno federal apoye no sólo al estado de California, sino a otros estados de este país”, señaló Newsom. “Si lo hacen, si cumplen con este momento, podremos reducir significativamente el estrés y la ansiedad que muchos sienten”.
En otras palabras: Washington, el balón está en su cancha.
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