Por Arturo Vargas Bustamante y Carmela Castellano-Garcia, en exclusiva para CalMatters
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El aumento en el uso de la atención médica virtual, o telesalud (telehealth, en inglés), ha demostrado tener éxito en medio de la pandemia de la COVID-19, y su utilización continua ofrece soluciones a largo plazo, ya que sigue existiendo incertidumbre sobre las posibles oleadas sucesivas de esta enfermedad y sobre el plazo para la obtención de una vacuna.
Es hora de considerar la telesalud como una solución para mejorar el acceso a la atención médica y de salud conductual para las comunidades de bajos ingresos que han sido duramente golpeadas por la pandemia.
Con unos pocos cambios de infraestructura y de políticas, la telesalud puede continuar transformando el acceso a los servicios médicos y reduciendo las desigualdades en materia de salud, a la vez que mejora la calidad de la atención y disminuye los costos. California, con sus poblaciones multilingües y sus comunidades rurales que carecen de atención médica, es el lugar perfecto para implementar la telesalud como una buena solución.
El gobierno de Trump anunció en marzo que se ampliarían las prestaciones de telesalud para los beneficiarios de Medicare durante la actual pandemia, lo que constituye un paso importante para aumentar su uso entre las poblaciones desatendidas. También se han aprobado las peticiones estatales de que haya flexibilidad con respecto a los programas de Medicaid.
La COVID-19 ha puesto de relieve las desigualdades en materia de salud a las que se enfrentan los trabajadores pobres y las minorías. Los latinos y los residentes negros se están enfermando y muriendo a un ritmo desproporcionado, tanto por estar más expuestos como por su imposibilidad de acceder a las pruebas y la atención médica adecuadas.
Según la Iniciativa de Política y Normativas Latinas de la UCLA, donde uno de nosotros realiza investigaciones, más de 7 millones de latinos en California podrían beneficiarse de un mayor acceso a la atención médica con la expansión de la telesalud.
En las zonas rurales, la falta de médicos de atención primaria es grave: apenas el 11% de los médicos del estado ejercen la profesión en estas comunidades, y hay pocos profesionales especializados. Además, los pacientes latinos y otras poblaciones monolingües rara vez tienen la oportunidad de hablar de sus necesidades de atención de salud con alguien que hable su idioma o entienda sus necesidades culturales.
Según el Pew Research Center, el 96% de los latinos tiene acceso a un dispositivo móvil, y el 79% son usuarios de teléfonos inteligentes. Sin embargo, menos del 60% de los hogares de bajos ingresos tiene acceso a Internet de banda ancha o a una computadora.
La alta tasa de utilización de dispositivos móviles proporciona un punto de entrada tecnológico para que los proveedores de servicios médicos lleguen a los latinos de las zonas subatendidas, pero las mejoras en el acceso a la banda ancha son una inversión importante para la adopción generalizada de la atención a través de telesalud. El potencial de esta modalidad de medicina plantea la necesidad de mejorar la infraestructura de banda ancha en las comunidades rurales, lo que también puede contribuir a que las personas realicen trabajos a distancia y a que sus hijos reciban formación escolar en el hogar.
Los médicos multilingües también pueden utilizar la telesalud para llegar a un mayor número de pacientes y reducir la brecha lingüística que aqueja a estos pacientes en todo el estado. También se puede recurrir a otros miembros del equipo de atención para aumentar el apoyo lingüístico, lo que puede ser particularmente útil para llegar a las comunidades indígenas de las zonas rurales que no hablan ni inglés ni español.
Los centros de salud comunitarios son un excelente punto de partida. Atienden a más de 7.2 millones de californianos, donde vive uno de cada tres beneficiarios de Medi-Cal. Muchos están utilizando la telesalud como una forma de proporcionar atención primaria no urgente y atención de salud conductual a sus pacientes durante la crisis de la COVID-19, y las mejoras tecnológicas y políticas podrían ayudarles a atender a más personas.
Los centros de salud comunitarios tienen raíces en la comunidad y relaciones de confianza para aprovechar mejor los servicios de telesalud. Pero, las políticas actuales se están interponiendo en el camino. La declaración de emergencia vigente concluirá mucho antes de que la amenaza de la COVID-19 desaparezca. Debemos asegurarnos de que los centros de salud comunitarios puedan facturar y recibir compensación por la atención médica virtual en el futuro.
Se ha dicho que la pandemia ha presentado una oportunidad para mejorar problemas estructurales, y la telesalud puede ser parte de la solución. Una atención médica y conductual fiable es ahora más importante que nunca y la telesalud es el tipo de innovación que distingue a California. Ahora es el momento de mostrar por qué California sigue siendo líder en materia de salud y hacer de los servicios de telesalud un método continuo de atención de la salud en nuestro estado.
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Arturo Vargas Bustamante es profesor asociado del Departamento de Política y Gestión de la Salud de la Facultad de Salud Pública de UCLA, y profesor investigador con la Iniciativa de Política y Normativas Latinas de UCLA, latino@luskin.ucla.edu. Carmela Castellano-García es la presidenta y directora ejecutiva de la Asociación de Atención Médica Primaria de California, quien supervisa una asociación de membresía que abarca más de 1,370 clínicas y centros de salud comunitarios sin fines de lucro que atienden a casi 7.2 millones de pacientes al año, ccastellano@cpca.org. Ambos son los autores de este comentario para CalMatters.
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