In summary

Los investigadores del Centro Comunitario y Laboral de UC Merced observan que las mujeres que no son ciudadanas son las que han experimentado las pérdidas de trabajo más devastadoras. El estudio es una señal temprana de cómo la recesión del coronavirus amplía las desigualdades económicas en California.

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Los primeros cálculos indican que la pandemia del coronavirus ha dejado sin empleo a trabajadores no ciudadanos en California a índices más altos que los ciudadanos, incluyendo inmigrantes con tarjetas verdes, visas de trabajo o indocumentados. Además, las mujeres registran una mayor pérdida de trabajo que los hombres.

Pero son precisamente los californianos en esa intersección, mujeres que no son ciudadanas, las que han experimentado las pérdidas de trabajo más devastadoras, según un estudio publicado el miércoles por investigadores del Centro Comunitario y Laboral de la universidad UC Merced. 

Entre el 15 de febrero y el 18 de abril, casi una de cada tres mujeres trabajadoras no ciudadanas perdió su trabajo, según el estudio.

En total, uno de cada cuatro trabajadores no ciudadanos de California ha perdido su trabajo durante la pandemia, o sea unos 688,000 trabajadores. Los investigadores estiman que alrededor del 42% de ellos son indocumentados.

La pérdida de empleos se produce en vísperas de recortes presupuestarios

Aunque todavía es pronto para investigar el impacto de la pandemia, el estudio de UC Merced ofrece una señal temprana de una de las maneras en que la pandemia amplió las desigualdades económicas de California.

También llega días después de que el gobernador Gavin Newsom publicara una sombría propuesta presupuestaria que recortaría 14 mil millones de dólares de los programas de servicios sociales para equilibrar un déficit previsto de $54 mil millones, a menos que el gobierno federal ayude a los estados.

En el proyecto de presupuesto de Newsom destacó la usencia de su propuesta de enero de extender el seguro médico estatal para personas de bajos ingresos a adultos mayores indocumentados. También estuvieron ausentes los planes para extender los beneficios de desempleo o el crédito del impuesto sobre la renta del estado a los trabajadores indocumentados, soluciones respaldadas por los grupos de defensa de los inmigrantes.

“Para mí, toda esta pandemia es una crisis humanitaria porque carecemos de una red de seguridad para los ciudadanos y prácticamente no existe ninguna red de seguridad para los indocumentados”, señaló el autor principal Edward Orozco Flores, profesor de sociología.

El tamaño reducido de las muestras indica cautela

Los investigadores analizaron la Encuesta de Población Actual de la Oficina del Censo de EE. UU., que entrevista a 60,000 familias cada mes. Los cálculos implican reservas significativas: el tamaño de la muestra de California es pequeño, lo que hace difícil sacar conclusiones firmes sobre subgrupos, como las mujeres y los inmigrantes.

Las agencias gubernamentales, como el Departamento de Desarrollo del Empleo de California (EDD), suelen combinar varios meses de resultados de la encuesta con otras fuentes de datos para estimar las tasas de desempleo con mayor precisión.

Sin embargo, Flores explicó que las tasas de pérdida de empleo del estado entre los no ciudadanos y las mujeres reflejaban muy de cerca los patrones a nivel nacional, añadiendo peso a los hallazgos en California.

Una “she-cession” – Recesión Femenina

A diferencia de la Gran Recesión, que a veces era apodada “mancesión” [Recesión de hombres] porque detuvo las industrias manufactureras y de construcción dominadas por los hombres, esta recesión ha diseminado las industrias de servicios y hospitalidad dominadas por las mujeres, dijo Jesse Rothstein, profesor de política pública de la universidad UC Berkeley. Por ejemplo, el 57% de los trabajadores de la industria hotelera y de alojamiento son mujeres, mientras que el 54% son inmigrantes.

Pero el daño se extiende más allá de estas mujeres a los niños y padres mayores a los que cuidan, señaló Flores.

“Los estudios muestran que las mujeres contribuyen más al trabajo del hogar que los hombres en términos de proporcionar apoyo económico y social a los miembros de la familia”, dijo Flores. “Me puedo imaginar cuántos niños pasan hambre”.

Sin una red de seguridad, una caída súbita

Más de dos millones de inmigrantes indocumentados viven en California, y constituyen alrededor del 10% de la fuerza laboral. Sin embargo, no califican para la mayoría de las ayudas estatales y federales, como los beneficios de desempleo, la asistencia de CalWORKS para familias de bajos ingresos con niños, o las estampillas de comida.

Las familias de trabajadores indocumentados que declaran sus impuestos no recibirán los cheques de estímulo de $1,200 que el Congreso autorizó en marzo como parte del paquete de ayuda por la pandemia, aunque tengan niños ciudadanos en la familia.

Esas familias también están excluidas de reclamar créditos tributarios para los trabajadores de bajos salarios, aunque un proyecto de ley estatal pendiente extendería el Crédito por Ingresos de Trabajo de California a los trabajadores indocumentados que pagan impuestos; ese crédito podría ascender a miles de dólares. Sin embargo, los defensores de los inmigrantes se enfrentan a una ardua batalla para convencer a los legisladores de California de que encuentren los 117 a 167 millones de dólares que se necesitan, ya que se ven obligados a hacer recortes drásticos a los programas de redes de seguridad en un momento de necesidad sin precedentes.

La alta demanda para la asistencia pública estatal

California es el estado que llegó más lejos que muchos otros estados para proveer ayuda a las familias indocumentadas. El estado ofrece por única vez beneficios de cupones de alimentos por un valor de hasta $365 a las familias cuyos hijos califican para recibir comidas gratuitas o a precio reducido en sus escuelas, independientemente de su estatus migratorio.

A mediados de abril, Newsom anunció un fondo estatal de $75 millones para proporcionar a 150,000 trabajadores indocumentados afectados un pago único de $500 dólares, y hasta $1,000 por hogar, por orden de llegada.

“Este es un estado que siempre avanza para apoyar a los necesitados sin importar su estatus”, dijo Newsom. Llamó al fondo “un buen comienzo”, aunque reconoció que no era suficiente.

Eso quedó claro el lunes, cuando se abrió el período de inscripción para la Asistencia de Ayuda por Desastre para Inmigrantes. Un torrente de llamadas telefónicas colapsó las líneas telefónicas de las organizaciones sin fines de lucro que presentaban las solicitudes. La Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes en Los Ángeles (CHIRLA) dijo que recibió más de un millón de llamadas el primer día.

Este artículo forma parte del proyecto California Divide, una colaboración entre las salas de redacción que examina la desigualdad de ingresos y la supervivencia económica en California.

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