In summary
Las recientes protestas nacionales han reavivado el escrutinio de la forma en que la Universidad de California controla a sus estudiantes.
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Una noche, durante su primer año en la Universidad de California en Berkeley, Ahmad Mahmuod se dirigía a casa desde la biblioteca cuando sintió que alguien lo seguía.
La sombra de la persona se acercó, y luego una voz le gritó: “¡Joven!“
Mahmuod cuenta que al darse la vuelta vio a un agente de la policía universitaria, quien le pidió ver su identificación. Con las manos temblorosas, Mahmuod le dijo al agente que iba a meter la mano en su bolsillo, y lentamente sacó su tarjeta de identificación de estudiante. Sin embargo, incluso después de ver la identificación, el agente continuó haciéndole preguntas, indicó Mahmuod. ¿Qué estaba estudiando? ¿Podía nombrar a la mascota del equipo de fútbol de la universidad?
Finalmente, el agente quedó satisfecho, pero Mahmuod recuerda haber regresado a su dormitorio con el corazón acelerado, incapaz de dormir esa noche. La policía de UC Berkeley dice que no tienen registro del encuentro, pero Mahmuod dice que está seguro de que había sido detenido por ser negro, y esa fue la primera de varias veces que consideró dejar Berkeley.
“Es difícil ser un estudiante y concentrarme en mis clases cuando sé que me pueden fichar en cualquier momento“, expresó Mahmuod.
Animados por la ola de protestas en todo el país contra la brutalidad policial y el racismo, Mahmuod y otros estudiantes activistas de la Universidad de California están redoblando la presión para que se supervise más de cerca a la fuerza policial de la universidad, y algunos piden eliminarla.
Los clamores a favor del cambio han procedido del consejo estudiantil de la universidad, así como de las organizaciones de estudiantes negros. A medida que las ciudades y universidades de todo el país reconsideran sus presupuestos policiales, algunos defensores de la reforma afirman que al parecer los administradores de la universidad finalmente los están escuchando.
“Tengo esperanza porque empiezo a ver en sus declaraciones algo del lenguaje persistente de esas demandas siendo adoptadas por la administración“, dijo Rachel Roberson, una alumna de postgrado que copreside la junta de revisión de la policía de UC Berkeley. “Estamos empezando a alinearnos ideológica y políticamente en torno a cómo se ve y se siente la población negra dentro de la UC“.
Los diez campus de la universidad gastaron en conjunto más de 138 millones de dólares en policía en el año fiscal 2018-2019, según informes financieros del campus. UC Berkeley, el campus de la Universidad de California que cuenta con el presupuesto más sustancioso en el rubro de fuerza policial, gastó más en salarios de policías que en profesores de educación, psicología o bienestar social.
La UC ha empleado su propia fuerza policial desde 1947, y no es la única: Cerca de dos tercios de las universidades con más de 2.500 estudiantes lo hacen, de acuerdo con el Departamento de Justicia de EE.UU. en un informe de 2015. La Universidad Estatal de California también tiene su propia fuerza policial. El viernes sus jefes informaron que prohibirán a sus agentes aplicar la restricción de la carótida, un controvertido estrangulamiento que corta el flujo de sangre al cerebro.
“La policía universitaria está especialmente entrenada y preparada para lidiar con incidentes críticos, algunos de los cuales tienen dinámicas específicas de una comunidad universitaria, como en el casos de tiradores activos”, expuso Mike Lane, jefe de policía de la UC Riverside, donde la organización Black Student Union recientemente pidió que se desfinanciara el departamento. “Además, nuestros agentes están familiarizados con recursos estudiantiles como los de consejería y de salud mental”.
Pero quienes cuestionan al Departamento de Policía de la Universidad de California llevan mucho tiempo preocupados por la discriminación racial y la agresividad durante las protestas por parte de la policía. Después de que una foto de un agente de policía de UC Davis en la que rociaba casualmente con gas pimienta a manifestantes que estaban sentados se volvió viral durante las manifestaciones del movimiento Ocupa Wall Street en 2011, los estudiantes recibieron un laudo de un millón de dólares y el agente fue despedido. A principios de esta primavera, la policía de UC Santa Cruz respondió a una huelga de estudiantes graduados sobre aumentos de sueldo con equipo antimotines y arrestando a 17 personas. Los agentes tomaron prestado equipo de vigilancia militar de la Guardia Nacional para monitorear la huelga, la publicación Vice informó más tarde.
Cuando tres agentes del departamento de la policía de la UC derribaron al suelo a David Cole, un empleado de UC Berkeley, durante un mitin sindical en 2018, el departamento de policía dijo que Cole había tirado un cartel a un coche que pasaba por ahí. Pero otros empleados dijeron que pensaban que Cole había sido victimizado por ser negro, y los cargos contra él fueron finalmente retirados.
Sólo el 34% de los estudiantes negros de UC Berkeley, y el 35% de los estudiantes transexuales, encuestados en 2019, indicaron que confiaban en que la policía universitaria velaría por sus intereses. Eso se compara con el 73% de los estudiantes universitarios en general.
“Personalmente creo que este es el tema número uno en la universidad en cuanto al ambiente en el campus”, dijo el vice rector de Equidad e Inclusión de UC Berkeley, Oscar Dubón, en una audiencia legislativa el otoño pasado sobre la experiencia de los estudiantes de color en las universidades de California.
La presencia visible de agentes armados en el campus crea estrés en los estudiantes que provienen de comunidades donde la policía es vista más como una fuerza amenazante que una solidaria, expresó Roberson.
“Con cada mirada, con cada gesto intimidatorio, con cada recordatorio de sus armas o sus coches fuera de nuestros edificios, es una comunicación a los estudiantes de color poco representados de que nuestro trauma no es tan importante como la propiedad y la seguridad del campus”, acotó.
UC Berkeley creará una unidad de crisis de salud mental compuesta por consejeros entrenados que puedan responder a las necesidades de los estudiantes que experimenten emergencias psicológicas, antes de que se llame a la policía, dijo la directora Carol Christ en un mensaje a la comunidad universitaria el jueves. La junta de revisión de la policía de UC Berkeley ha estado abogando por dicha unidad. La universidad también prohibirá las restricciones en la carótida, retirará el departamento de policía de su actual sede cerca de la puerta principal del campus y revisará si otras responsabilidades, como el control de acceso a los edificios, pueden pasar a manos no policiales, indicó.
“Reconocemos que, a lo largo de los años, ha crecido el alcance de la policía, y es hora de reevaluar esto”, dijo Christ.
Si bien cualquier cambio importante relativo a las prácticas policiales a nivel de todo el sistema probablemente se presentaría ante la junta de regentes de la universidad, los campus de la UC tienen una flexibilidad sustancial en cuanto a la forma en que gastan sus presupuestos, incluido su gasto policial.
ES DIFÍCIL SER UN ESTUDIANTE Y CONCENTRARME EN MIS CLASES CUANDO SÉ QUE ME PUEDEN FICHAR EN CUALQUIER MOMENTO.
Ahmad Mahmuod, alumno de tercer año, UC Berkeley
Un grupo de trabajo de todo el sistema de la UC sobre la policía recomendó a principios de 2019 que todos los campus establezcan una junta asesora independiente para supervisar a la policía, hacer una encuesta anual a los estudiantes sobre su satisfacción con el departamento y publicar resúmenes de las quejas presentadas en línea contra los agentes. Esta fue una de una lista de 28 recomendaciones.
Un año y medio después, la aplicación de las recomendaciones ha variado según el campus. Un análisis de CalMatters de los sitios web del departamento de policía de los 10 campus de la universidad encontró que siete incluían información sobre quejas. UCLA y UC Santa Cruz carecen de juntas asesoras de policía independientes –las juntas de ambos campus se reportan ante los jefes de policía– pero indicaron que contarán con ellas pronto.
Tras las protestas por el asesinato de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis, la presidenta de la UC, Janet Napolitano, y el presidente de la Junta de Regentes, John Pérez, publicaron una declaración conjunta el 31 de mayo en la que se comprometían a “tomar medidas inmediatas para reexaminar nuestras propias prácticas y asegurarnos de que seguimos aplicando las recomendaciones del Grupo de Trabajo Presidencial sobre la Policía en toda la Universidad”. La declaración también condenó el racismo institucionalizado y “los asesinatos y la violencia innecesarios basados en la raza”. La UC declinó las solicitudes de CalMatters de entrevistar al personal responsable de la implementación de las recomendaciones en todo el sistema, pero dijo que todos los campus las pondrían en marcha para el final del verano.
Algunos defensores de la transparencia indican que las recomendaciones del grupo de trabajo no son suficientes. Por ejemplo, el informe prevé juntas asesoras que incluirían representantes de los estudiantes, el profesorado y del personal, y se reportarían ante un administrador sénior en lugar de al jefe de la policía universitaria. Sin embargo, este no llega a recomendar que los miembros tengan acceso sin restricciones a los registros del departamento de policía, diciendo sólo que deberían poder revisar los informes, datos y encuestas “de acceso público”.
La distinción puede ser importante: Cuando el sitio de noticias sin fines de lucro Voz de San Diego pidió a la UC los registros de incidentes en los que los agentes de policía utilizaron la fuerza para someter a los sospechosos –datos que son considerados información pública según una ley aprobada por California el año pasado– la universidad produjo sólo dos expedientes. La UC omitió los registros de varios supuestos asaltos por parte de agentes que habían sido documentados en los medios de comunicación y en las revisiones internas de la universidad, informó la Voz de San Diego.

La Asociación de Estudiantes de la UC hace dos semanas fue más allá de los llamados a la transparencia, al exigir en una declaración que la policía universitaria sea abolida. Cerca de 250 profesores de la UCLA firmaron una carta similar pidiendo a los administradores de ese campus que desfinanciaran al departamento de policía de la UC, que finiquitaran un contrato aparte que existe con el Departamento de Policía de Los Ángeles y que los reemplazaran por un cuerpo de “seguridad pública liderada por la comunidad”.
“El Departamento de Policía de la Universidad de California –que sigue arrestando, agrediendo y deteniendo a personas negras con poca o ninguna rendición de cuentas– debe ser desarmado y desmantelado”, escribió el presidente de la Asociación de Estudiantes de la Universidad de California, Varsha Sarveshwar.
En una entrevista, Sarveshwar dijo que la crisis económica impulsada por el coronavirus —que le ha costado a la UC cientos de millones de dólares— hizo que fuera más urgente reevaluar si los fondos asignados a la policía podían gastarse mejor en otro lugar.
“Probablemente estamos entrando en una etapa en la que necesitemos hacer recortes en los programas estudiantiles y la gente empezará a hablar de aumentos de matrícula”, indicó. “Es difícil para la UC decir que no tienen dinero para algo cuando los estudiantes recuerdan casos en sus campus en los que cientos de policías armados patrullaban el campus”.
La opinión de los estudiantes sobre la supervisión de la policía no ha sido uniforme. El año pasado, el gobierno estudiantil de UC Davis por poco rechazó una resolución en la que se exigía el desarme de la policía universitaria después de que algunos miembros expresaron su preocupación por la seguridad.
“Desarmar a la policía es desarmar los medios para proteger a los estudiantes en el peor de los casos”, dijo el entonces estudiante de último año Cody Bynes al periódico de la universidad, The Aggie.
Pero los acontecimientos de las últimas semanas han cambiado los contornos del debate en torno a la policía, ahora que las universidades y ciudades de todo el país están reconsiderando sus gastos para los servicios de la policía. Días después de la muerte de Floyd, la Universidad de Minnesota dijo que ya no contrataría a la policía de la ciudad para proporcionar seguridad en los eventos. La mayoría del Consejo de la Ciudad de Minneapolis dijo entonces que planeaban desmantelar el departamento de policía de la ciudad, mientras que en nuestro estado, el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, propuso recortar el presupuesto de la policía de la ciudad en hasta 150 millones de dólares. En el área de la Bahía, el Distrito Escolar del Oeste de Contra Costa votó la semana pasada a favor de poner fin a su contrato con la policía local y redirigir el dinero a servicios para estudiantes negros, mientras que en el Distrito Escolar Unificado de Oakland se espera que aprueben una resolución para abolir su departamento de policía interno en su próxima reunión del 24 de junio.
RECONOCEMOS QUE, A LO LARGO DE LOS AÑOS, HA CRECIDO EL ALCANCE DE LA POLICÍA, Y ES HORA DE REEVALUAR ESTO.
Carol Christ, Directora, UC Berkeley
Una coalición de organizaciones estudiantiles negras de la UC, la Asociación Panafricana de Estudiantes, tiene previsto reunirse con representantes de Napolitano en julio para hablar de la policía, indicó su copresidente Ayo Banjo, un estudiante de la UC de Santa Cruz. El grupo tiene en planes solicitar a la UC que revoque la sección de su política policial en la que se permite a los agentes portar armas, acotó.
Banjo dijo que la coalición también quiere establecer un proceso de quejas civiles que permita a las personas que tengan preocupaciones sobre sus encuentros con la policía universitaria compartirlas, sin tener necesariamente que ir al departamento de policía, y poder hacer un seguimiento de esos datos y ponerlos a disposición de los miembros de la comunidad.
“No confiamos en que el departamento de policía de la UC vaya a hacer una investigación imparcial (de las quejas)”, expresó.
Tal proceso de quejas podría ayudar a estudiantes de UC Berkeley como Stephanie Gutiérrez, quien fue arrestada por la policía universitaria el año pasado mientras protestaba por un discurso de la comentarista conservadora Ann Coulter. Fue liberada sin cargos, pero no antes de que los medios de comunicación locales publicaran su nombre. Preocupada por ser objeto de acoso electrónico por parte de grupos de extrema derecha, y con una lesión en su muñeca que dice que fue causada por los agentes que la arrastraron al sacarla del lugar de los hechos, Gutiérrez pensó en presentar una queja pero no sabía cómo hacerlo.
“Nunca había sido arrestada en mi vida”, dijo Gutiérrez. “Mi expediente está limpio. Le dije (al agente) ‘no me leyó mis derechos’. Y el policía se rio de mí y dijo: “Eso es sólo en las películas”.
El portavoz de la UC Berkeley, Dan Mogulof, dijo que Gutiérrez fue arrestada por un agente de otro campus porque llevaba una máscara, algo que el reglamento de la UC prohíbe de personas no afiliadas a la universidad. Fue liberada una vez que los agentes se enteraron de que era una estudiante de Berkeley, explicó Mogulof. La regla que él citó prohíbe el uso de máscaras si el portador está tratando de intimidar a alguien o de quebrantar alguna ley o política universitaria.
Dubón, el vicerrector de equidad e inclusión, dijo que en lugar de tomar un marco estándar de aplicación de la ley para tratar de adaptarlo a un entorno universitario, los campus deberían pensar de manera más creativa sobre cómo garantizar la seguridad en una comunidad llena de “prácticamente todo tipo de excelentes alumnos”.
Señaló el ejemplo de la Universidad de British Columbia, que como otras universidades canadienses depende de guardias de seguridad desarmados, llamando a la policía local sólo cuando se comete un delito. La Universidad de Nueva York, otra gran universidad urbana, también utiliza principalmente guardias desarmados, y los agentes del Departamento de Policía de la ciudad de Nueva York responden en casos de emergencia —aunque recientemente se encuentran bajo presión para acabar incluso con esos lazos con la policía de Nueva York.
El jefe de la policía de UC Davis, Joseph Farrow, dijo que trata de evitar enviar agentes armados al centro del campus a menos que haya una llamada de servicio, y que planea que más de la respuestas a delitos menores, como el robo de computadoras portátiles, queden a cargo de los guardias de seguridad de la universidad. La junta asesora de la policía de UC Davis revisa las quejas presentadas contra los agentes, emitiendo sus propios veredictos que, según Farrow, a veces han llevado a cambios en las políticas.
“Nuestra comunidad debería ser parte de la estructura que ayuda a diseñar cómo serán estos departamentos de policía en el futuro”, expresó.
Algunos activistas de UC Davis reconocen que el departamento de policía ha hecho esfuerzos para cambiar su cultura desde el incidente del spray de pimienta del 2011, pero dicen que de todas formas creen que debería ser abolido.
“La idea es que la brutalidad y la violencia policial son un problema de falta de formación, no algo que sea endémico a la estructura e institución de la policía en sí”, dijo Blu Buchanan, estudiante de doctorado en sociología. “Y esa es una desconexión fundamental entre estas personas en el poder y aquellos de nosotros quienes nos enfrentamos en la calle con el trabajo policial en múltiples intersecciones”, dijeron.
Con la policía de la ciudad ya patrullando las calles que rodean el campus de la UC Berkeley, Mahmuod dice que no entiende por qué la universidad necesita su propia fuerza policial.
“El único momento en que me siento inseguro en la UC”, dijo, “es cuando estoy cerca de agentes de policía”.
Omar Rashad y Janelle Salanga contribuyeron
a este artículo. Este y otros trabajos sobre educación superior reciben el apoyo de la College Futures Foundation (Fundación Futuros Universitarios).
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