En resumen
La Sierra Nevada no ha proporcionado tanta agua como se predijo. Ahora el estado está luchando por revisar sus pronósticos de escorrentía de nieve.
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Una fuente de agua valiosa para California está almacenada en las laderas de Sierra Nevada, un depósito congelado que el cambio climático ya está transformando.
A medida que el planeta se calienta, la capa de nieve va disminuyendo. La nieve se está derritiendo por las laderas de las montañas hacia elevaciones más altas y filtrándose en los suelos secos en lugar de derretirse en ríos y arroyos que alimentan embalses.
Los riesgos ya no son futuristas ni teóricos: las proyecciones del estado sobre la cantidad de agua que se espera de la Sierra Nevada estaban tan alejadas de la realidad la primavera pasada que reformar el proceso se ha vuelto cada vez más urgente.
El cálculo de agua para la región del río Sacramento disminuyó en un 68%, lo que dejó a los embalses del estado con mucho menos suministro de agua de lo esperado.

LECCIONES APRENDIDAS: LA SEQUÍA ANTES Y AHORA
Una serie de investigaciones de CalMatters explican lo que ha mejorado y lo que ha empeorado desde la última sequía, y retrata vívidamente los impactos en los lugares y la gente de California.
“Si ha cambiado el clima. Y de acuerdo a las estadísticas, que se basan en lo que sucedió en el pasado para predecir el futuro, ya se encontró un problema”, dijo David Rizzardo, gerente del Departamento de Agua de California a CalMatters.
Los funcionarios estatales están modificando sus pronósticos para tener en cuenta las innumerables formas en que el cambio climático está cambiando al estado de California, desde el aumento de las temperaturas hasta la sequía del suelo. Hay mucho en juego: la capa de nieve de Sierra Nevada proporciona alrededor de un tercio del suministro de agua en California.
Algunos expertos del agua en California se preguntan: ¿Por qué ha tardado tanto?
“El tiempo de ignorar el cambio climático se terminó”, comentó Peter Gleick, científico del clima y el agua que cofundó el Pacific Institute, un grupo de expertos del agua. “Las agencias de agua necesitan empezar a trabajar para solucionar este problema lo antes posible.”
El proceso es complejo y requiere una expansión masiva de la recopilación de datos de la capa de nieve y las cuencas hidrográficas del estado, y una revisión de los cálculos de pronóstico.
“Hemos estado haciendo pronósticos desde 1930. Esta es una revisión completa”, explicó Sean de Guzman, gerente de la sección de pronósticos de suministro de agua y estudios de nieve del Departamento de Recursos Hídricos del estado.
Snowpack: cómo se mide y por qué es importante
Cuando las temperaturas empiezan a subir y deja de llover, la nieve que se derrite se convierte en agua, y cuando más se necesita, es el principal recurso para abastecer de agua a los hogares, las granjas y la vida silvestre de California.
Para controlar de cerca este preciado recurso, ingenieros como Sean de Guzman sumergen tubos en la nieve para medir su profundidad y contenido de agua, cubren montañas remotas con sensores y estaciones meteorológicas y escanean la capa de nieve desde aviones que vuelan sobre las cuencas hidrográficas.
El equipo de De Guzmán incorpora las mediciones de la nieve, junto con la información sobre la lluvia y el flujo de la corriente en sus cálculos para pronosticar la nieve que se espera se derrita y se escurra hacia los ríos y embalses. El Centro de Pronóstico del Río Nevada de California calcula sus propios pronósticos, comentó.
Los resultados son fundamentales para administrar el suministro precario de agua de California durante todo el año.
Los administradores de embalses los utilizan para determinar cuándo retener el agua y cuándo dejarla fluir.
Los operadores de suministros de agua estatales y federales confían en estos expertos para determinar la cantidad de agua que pueden enviar a las ciudades.
Las previsiones semanales desde febrero hasta mediados de junio ayudan al Distrito de Agua de Westlands, la agencia de agua agrícola más grande de la nación, a planificar el siguiente año: planifican qué agua adicional comprar y cuánto cobrar a los productores.
“Esos pronósticos son de gran ayuda cuando fijamos las tarifas a principios de año”, dijo José Gutiérrez, director de operaciones de Westlands.

El control de inundaciones, la generación de energía y el mantenimiento de la calidad del agua para las personas, los ecosistemas y las especies amenazadas y en peligro de extinción dependen de los pronósticos. Incluso los entusiastas del aire libre se benefician de las predicciones de deshielo. “Recibimos muchas llamadas que dicen: ‘Oigan, ustedes deben saber cuándo estarán abiertas las cascadas en Yosemite”’, comentó Rizzardo.
¿El problema? Los pronósticos aún no han tenido en cuenta cómo el cambio climático ha alterado el deshielo.
“El cambio climático”, agregó Rizzardo, “ha lanzado una llave inglesa a todo esto”.
El cambio climático trastorna los cálculos
A medida que el cambio climático hace que las temperaturas sean cada vez más altas, la capa de nieve se está derritiendo antes de la temporada y se va por las laderas de las montañas hacia altitudes más altas. Con todo esto, las temporadas de lluvias cada vez se vuelven más cortas.
El futuro, dijo el climatólogo estatal Michael Anderson, seguirá trayendo más lluvia y menos nieve y cambiará la capa de nieve sobreviviente de los picos más bajos del norte a las elevaciones más altas del centro y sur de la Sierra. El cambio significará tener que cambiar la infraestructura del agua para gestionar el almacenamiento de la nieve derretida y aumentar los riesgos de inundación por la lluvia que se mezcla con la nieve.
“Si pensamos en el lago Tahoe, llegaremos a un futuro donde al nivel del lago no habrá nieve, pero tal vez en las montañas sí”, comentó Anderson. “Y luego empezará a moverse cuesta arriba”.
Los científicos predicen que en los próximos 35 a 60 años, si el dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero se encuentran sin control, la capa de nieve del Occidente podría reducirse aún más sustancialmente e incluso desaparecer durante una década o más.
“Llegaremos a un futuro donde al nivel del lago no habrá nieve, pero tal vez en las montañas, todavía habrá nieve. Y luego se empezará a mover hacia arriba”.
michael anderson, climatólogo del estado
California ya ha visto un anticipo de este futuro, dijo Andrew Jones, científico investigador del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley y profesor de la Universidad de California, Berkeley.
En abril de 2015, el exgobernador Jerry Brown demostró cómo el estado midió una capa de nieve que no existía, justo cuando debería haber estado en su punto máximo. En esta época fue cuando la última sequía empezó (2012 y continuó hasta 2016).

“Saber que este cambio está ocurriendo y no hacemos conciencia de la gravedad del problema y seguimos desperdiciando el agua, me da una sensación de tristeza porque estamos enfrentando un problema muy grave y no se está haciendo nada para solucionarlo”, dijo Jones.
Aunque la sequía se apodera de California una vez más, la capa de nieve no fue tan escasa el año pasado como lo fue en 2015. Se calculó en alrededor del 59% de lo normal en abril de 2021. Pero solo tomó un mes para que esa capa de nieve se redujera al 22% de lo normal en mayo. Y, peor aún, la nieve que se derrite rápidamente no volvió a llenar los ríos y los embalses como se esperaba.
En cambio, se empapó en suelos sedimentos o desapareció en el aire. Para mayo, el pronóstico de escorrentía para el Valle de Sacramento se había reducido en aproximadamente 700.000 acres. Aun así, es suficiente para abastecer de agua a 2,1 millones de hogares del sur de California. En total, los pronósticos estimaron la escorrentía en un 68% para la región del río Sacramento y en un 45% o más para las principales cuencas hidrográficas que están al sur del estado, según un informe estatal.
“Eso es algo que nunca habíamos visto antes. Tenemos estas diversas relaciones que nos dicen que si tenemos tanta nieve, también tendremos mucha agua”, comentó de Guzmán. “Y eso se vino abajo en el 2021”.
Gleick dijo que todos los cambios que se están viendo han sido causados por el cambio climático y están afectando la cantidad de agua disponible. Por ejemplo, cuando hubo menos agua de lo proyectado, los operadores de los proyectos de agua estatales y federales solicitaron a los reguladores que relajaran los requisitos necesarios para evitar que el agua salada contaminara los suministros de agua del Delta y así poder conservar más agua almacenada.
El problema no sorprendió a Gleick, quien en una de sus investigaciones en la década de 1980 advirtió que el cambio climático reduciría la capa de nieve.
“Hubiera propuesto arreglar los algoritmos para el año 1990. Pero eso no sucedió”, agregó. “Entonces, el mejor momento para hacerlo es ahora”.
Cambiando los pronósticos
La prioridad de los expertos del agua es recopilar mejores datos sobre la disminución de la capa de nieve y crear modelos más completos que capturen mejor las condiciones climáticas que actualmente están cambiando.
“Es una preocupación comprensible, (pero) no es ciencia fácil”, explicó Rizzardo.
“Lo que se hizo el año pasado fue decir: ‘Está bien, solo tenemos que poner todo esto en marcha y encontrar una manera de hacerlo’”.

Ya se está trabajando para obtener mejores datos. Hace diez años, el Departamento de Recursos Hídricos se asoció con el Laboratorio de Propulsión de la NASA para realizar estudios detallados de la capa de nieve usando aviones equipados con un dispositivo de detección remota llamado lidar y otros instrumentos.
Hasta ahora, las investigaciones se han enfocado solo en cinco cuencas hidrográficas del estado. Aunque la asociación con la NASA ha terminado, la lista casi se duplicará este año con la incorporación de los ríos Feather, Yuba, Truckee y Carson.
Estas medidas serán fundamentales para ayudar a crear nuevos modelos de datos que ayuden con todos los factores climáticos e incorporarán más información sobre las cuencas hidrográficas, como la vegetación, la temperatura y la humedad del suelo.
La nueva tecnología, incluidos los sensores que evalúan rápidamente la temperatura de la capa de nieve y la cantidad de agua que contiene, ahora está siendo probada por la Universidad de California, el Laboratorio de Nieve de la Sierra Central de Berkeley y los funcionarios estatales.
La pregunta es si los científicos tendrán que empezar de cero y construir un nuevo modelo “¿o hay formas de modificar los modelos existentes para hacerlos realmente más precisos nuevamente?” dijo Andrew Schwartz, científico principal y gerente de la estación del laboratorio de nieve.
“Los viejos modelos que se han desarrollado para esta escorrentía ya no se aplican realmente al clima actual, porque el clima ya ha cambiado”, agregó.
“Tenemos diversos datos que nos dicen que si tenemos mucha nieve, también tendremos mucha agua. Pero eso se vino abajo en el 2021”.
Sean de Guzman, Departamento de Recursos Hídricos
Como parte de un proyecto piloto este año, un nuevo modelo de datos de los estudios de nieve en el aire de las cuencas hidrográficas de Feather River y San Joaquín arrojarán pronósticos que los científicos compararán con su enfoque actual.
Ya intentaron usar técnicas de aprendizaje automáticas para medir factores como la sequía atmosférica, la humedad del suelo y la temperatura, pero el esfuerzo de varios años encontró ligeras mejoras, dijo de Guzmán.
Este año, el equipo está trabajando en lo que ellos llaman, un cambio importante, incorporando datos más recientes de lluvia, nieve y escorrentía que capturan mejores datos con el cambio climático.
“Hemos estado introduciendo nuevos equipos para obtener mejores datos y esperamos que eso nos ayude a tener una mejor imagen de lo que estamos viendo ahora”, comentó Guzman.
A pesar del desafío de pronosticar el futuro, algunos funcionarios estatales no esperan una brecha tan significativa entre las expectativas y la realidad de este año. Aunque las condiciones secas persisten ahora, las tormentas de finales del año pasado acumularon la capa de nieve y empaparon la tierra, preparando las condiciones para que más nieve derretida llegue a los embalses.
Rizzardo, sin embargo, es menos optimista, particularmente después de que el laboratorio de nieve de Berkeley reportó un nuevo récord de sequía. “Esto también es parte del signo de interrogación, porque estamos viendo cosas que nunca antes habíamos visto. Y entonces no podemos decir con certeza, ‘Esto es lo que va a pasar’”.
Este artículo fue publicado originalmente por CalMatters.
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